Oraciones
El ángelus tradicionalmente se recita todo el año en la mañana (6 AM), al mediodía (12PM) y en la
noche (6:00 PM), excepto durante la pascua que se reza en vez elRegina Coeli.
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió del Espíritu Santo.
Ave María.
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu palabra.
Ave María.
V. El Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave María.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
*Oración
Te suplicamos, Señor,
que derrames tu gracia en nuestras almas
para que los que, por el anuncio del Ángel
hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz
seamos llevados a la gloria de su Resurrección.
Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R Amén.
AVE MARIA
Dios te salve María,
llena eres de gracia
El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
-Santa María Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte,
Amén.
El Ave María es el saludo del Ángel (primera parte) y también el saludo de la Iglesia
(segunda parte) a la Virgen Santísima. Es una oración de amor, confianza y petición a la
Madre
BAJO TU AMPARO
“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos siempre de todos los peligros,
OH Virgen gloriosa y bendita.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.”
“OH Dios, cuyo unigénito Hijo,
con su vida, muerte y resurrección,
nos alcanzó el premio de la vida eterna:
concédenos, a los que recordamos estos misterios del Santo Rosario,
imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen.
Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén.”
“Por estos misterios santos de que hemos hecho recuerdo,
te pedimos, ¡oh María!, de la Fe santa,
el aumento, la exaltación de la Iglesia;
del Papa el mejor acierto. Que el gentil conozca a Dios.
Que todos los pecadores tengamos arrepentimiento.
Que los enfermos tengan la salud.
Que en el purgatorio logren las ánimas refrigerio.
Y que este santo sacrificio tenga efecto tan completo en toda la cristiandad, que alcancemos por
su medio,
el ir a alabar a Dios en tu compañía en el cielo.
Amén.”
Bendita sea tu Pureza
Bendita sea tu Pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
A ti celestial Princesa
amada Virgen María,
te ofrezco en este dia
alma vida y corazón.
Mírame con compasión,
y no me dejes Madre mía.
Amén.
MAGNIFICAT
(Lucas 1:46-55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Acordaos
Acordaos, oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando tu auxilio, haya sido
desamparado.
Animado por esta confianza,
a Vos acudo, Madre, Virgen de la vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante Vos.
Madre de Dios, no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
Amén.
Regina Coeli
Reina del cielo
(Durante el Tiempo Pascual sustituye al Angelus)
V. Alégrate, Reina del cielo. Aleluya.
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno. Aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo. Aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios. Aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María. Aleluya.
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente. Aleluya.
Oremos:
Oh Dios que por la Resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
te has dignado dar la alegría al mundo,
concédenos por su Madre, la Virgen María,
alcanzar el gozo de la vida eterna.
Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
SANTO ROSARIO
LINK http://es.catholic.net/op/articulos/13325/cat/540/el-santo-
rosario.html
SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo.
Amén
Consagración Mariana escrita por la Venerable Conchita de Armida
¡Madre del alma, celestial María! Con toda la ternura y el amor y el deseo de mi corazón te elijo
desde hoy como Reina, Señora y Madre de esta casa, con todo lo que contiene, hijos, criados,
animales y cosas, y cada pieza con toda la que la llena. Toma las llaves
que te entrego como a la ama y Señora, y concédeme la dicha de ser tu
esclava y tu hija muy amante, que sólo quiere ser tuya y obedecerte con
todo el corazón y el alma.
Concédeme, que nada haga sin consultártelo, que obre en todas las
ocasiones como tu obrarías, con esa perfección de miras e intenciones
sobrenaturalizándolo todo, y con una vida de amor más del cielo que de la tierra.
Así quiero santificar mis actos.
Tú, desde hoy, serás para siempre la Señora, la dueña y la Madre con nuevo título de las obras y
de mis hijos, siendo yo una pobrecita, pero obediente hija, que te de gloria imitándote.
Quiero estar siempre en segundo término, Madre mía, porque tu eres la primera en mí y en cuanto
me rodee.
Desde ahora hasta mi muerte, quiero vivir bajo el manto de mi dulce Madre, y ya no estaré sola ni
huérfana, sino bajo tu dirección y tus miradas, María, inmolándome en tu honor.
Te amo, y te haré amar con todas mis fuerzas, y mi vida. En todas las piezas está ya colocada tu
imagen sacrosanta para que las bendigas, ahuyentes del enemigo y que no permitas en ellas
ninguna murmuración ni ofensa a Dios.
Impregna toda su atmósfera de pureza, Virgen Inmaculada, para que nos respire más que
blancura, candor, inocencia, pudor, cruz, amor.
Acepta por adelantado las penas y alegrías que en estos cuartos tengamos.
¡Oh mi bendita y amada Madre! Que desaparezca yo con todos mis defectos, y que parezcas tú en
mí, con tu dulzura, tu caridad, abnegación, paciencia, humildad, y con todas tus demás virtudes.
¡Oh mi Reina, somos tus vasallos!! Oh mi Madre, mi amada Madre, somos tus hijos!
Amén.
CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO POR MEDIO DE MARÍA (San Luis María Grigñón de Montfort)
¡Oh Jesús, Sabiduría eterna y encarnada!, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Te adoro en la gloria del Padre, durante la eternidad y en el seno virginal
de María, tu Madre, en el tiempo de tu Encarnación.
Te doy gracias porque, anonadándote, haz venido al mundo –hombre entre los hombres y servidor del Padre– para librarme de la esclavitud del pecado.
Te alabo y glorifico Señor, porque has vivido en obediencia amorosa a María, para hacerme fiel discípulo suyo. Desgraciadamente, no he guardado los votos y promesas de mi bautismo y no soy digno de llamarme hijo de Dios. Por ello, acudo a la misericordiosa intercesión de tu Madre, esperando obtener por su ayuda el perdón de mis pecados y una continua comunión contigo, Oh Sabiduría Encarnada.
Te saludo, pues, oh María Inmaculada, templo viviente de Dios: en ti ha puesto su morada la Sabiduría Eterna para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres. Te saludo, oh Reina del cielo y de la tierra: a ti están sometidas todas las criaturas. Te saludo, refugio seguro de los pecadores: todos experimentan tu gran misericordia. Acepta los anhelos que tengo de la Divina Sabiduría y mi consagración total. Yo, N…., consciente de mi vocación cristiana, renuevo hoy en tus manos mis compromisos bautismales. Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras, y me consagro a Jesucristo para llevar mi cruz detrás de El, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre. En presencia de toda la corte celestial, te elijo en este día por mi Madre y Maestra. Me entrego y consagro a ti, como tu esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis posesiones tanto internas como externas, incluso el valor de todas mis buenas acciones, pasadas, presentes y futuras, dejando en ti, el entero y completo derecho de disponer de mi, y todo lo que me pertenece, sin excepción, de acuerdo a tu voluntad, para mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad.
Madre del Señor, acepta esta pequeña ofrenda de mi vida y preséntala a tu Hijo: si El me redimió con tu colaboración, debe también ahora recibir de tu mano, el don total de mí mismo. En adelante, deseo honrarte y obedecerte en todo como verdadero esclavo tuyo.
¡Oh Corazón Inmaculado de María!, que yo viva plenamente esta consagración para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo y dar respuesta a la misión trascendental que Dios te ha confiado en la historia de la salvación. ¡Madre de misericordia!, alcánzame la verdadera Sabiduría de Dios, y hazme plenamente disponible a tu acción maternal. Colocame así, entre los que tu amas, enseñas, guías, alimentas y proteges como hijos tuyos. ¡Oh Virgen fiel!, haz de mí un auténtico discípulo e imitador de tu Hijo, la Sabiduría Encarnada. Contigo, Madre y modelo de mi vida, llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo en la tierra y a la gloria del cielo. Amén ¡Totus Tuus!